Un poco de historia

La actual Concatedral de San Pedro de Soria tiene su origen en una construcción parroquial que data de la primera repoblación aragonesa, llevada a cabo en el siglo XII por Alfonso I el Batallador. Años después, ya dentro de la circunscripción de Castilla y dependiente de la Diócesis de Osma, el templo original se convirtió en colegiata. También fue en esta época cuando se construyó el claustro y el resto de dependencias, como la sala capitular y el refectorio, destinadas a facilitar la vida de la nueva comunidad de religiosos agustinos.

Por desgracia, esta iglesia románica original se desplomó en 1522. La historia nos cuenta que un canónigo quiso construir una capilla en honor a la Virgen y tuvo la mala idea de eliminar uno de los pilares de sustentación para hacer espacio, algo que tuvo nefastos resultados. Con posterioridad, se reconstruyó el templo dándole un toque plenamente renacentista y finalmente, en 1959, la colegiata adquirió la categoría de concatedral.

La iglesia actual

El templo que tenemos en la actualidad es producto de la reconstrucción llevada a cabo en el siglo XVI. Sus líneas nos recuerdan a la Colegiata de Berlanga de Duero y consta de un edificio rodeado de columnatas compuesto por 5 enormes naves separadas. En el interior tenemos que destacar especialmente el retablo mayor, una obra de carácter clasicista de Francisco del Río.

Y en el exterior, podemos disfrutar de una hermosa puerta de estilo plateresco en la fachada meridional, compuesta por arquivoltas semicirculares, excelsa decoración y una estatua que representa al apóstol San Pedro. Igualmente evocadoras son las arquerías que comunican las puertas con la sala capitular, de una elegancia excepcional.

El Claustro de San Pedro

El claustro es el elemento estrella de la Concatedral de Soria. Se levantó en la fachada norte sobre el siglo XIII, aunque el cuadrilátero meridional fue eliminado en el XVI para hacer espacio al nuevo templo renacentista. Llama la atención sus grandes dimensiones, pues las pandas miden aproximadamente 30 metros. Sin embargo, esto es algo muy característico de las construcciones cistercienses, al igual que la decoración vegetal de los capiteles. Sin embargo, se permite cierta originalidad al añadir también escenas figuradas de la Biblia o bestias míticas en ellos.

Otro de los aspectos más característicos del claustro es que las paredes y las pandas están llenas de marcas gliptográficas, es decir, marcas de cantero compuestas por cruces, flores, signos astrales y herramientas propias del gremio, como tijeras o sierras, que le otorgan un carácter único a la construcción.

La Sala Capitular

Y por último, hablaremos de la sala capitular, que está comunicada con el claustro y se encuentra muy cercana a la iglesia. El interior ha sido totalmente modificado para convertirse en la Capilla de San Saturio, aunque aún se conserva la puerta de entrada original en la parte este. Esta puerta primitiva está decorada con arquivoltas semicirculares y posee el típico intradós polilobulado. En sus columnas podemos presenciar escenas del bestiario fantástico silense, que sin duda forman parte de los elementos más espectaculares del templo.